Reproducían fielmente todas las unidades militares (hinchables) con sus sonidos característicos y sus misiones eran secretas (al Pentágono le costó más de 50 años reconocer la existencia de esta unidad). Todos los miembros de la unidad tenía una insignia del ejército fantasma, que oficialmente no podía usar, con las leyendas en latín “vamos a simular lo que no existe“, y “lo que es real se debe camuflar“.
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