Juan de la Cierva fue un científico y aviador español, y es considerado como uno de los grandes pioneros de la aeronáutica y la aviación. Especialmente importantes fueron sus investigaciones sobre los rotores, indispensables para los helicópteros modernos. Irónicamente, murió con 41 años en un accidente aéreo durante el despegue del avión Douglas en el que viajaba de Londres a Amsterdam. En su honor se creó un premio nacional de investigación en 2001 que continúa en la actualidad.
Juan de la Cierva construyó su primer autogiro en 1920. El autogiro es una aeronave de ala giratoria. Por ello se puede considerar como un híbrido entre el aeroplano y el helicóptero: al igual que el aeroplano, su propulsión se realiza mediante una hélice, pero en lugar de alas, tiene un rotor como el helicóptero. Este rotor no está conectado al motor de la aeronave, por lo que gira libremente, «autogira». De esta forma genera la fuerza de sustentación.
En un helicóptero, por el contrario, la sustentación se produce gracias a un rotor que sí está impulsado por el motor. Sin embargo es curioso que los helicópteros más rápidos presentan un diseño similar al autogiro original de Juan de la Cierva. Así, este helicóptero con aspecto futurista, llamado Sikorsky X2, cuenta con un diseño de cuádruple de hélices y seis aspas de apoyo en la parte posterior. Gracias a todo este sistema de propulsión, alcanza una velocidad crucero de 460 kilómetros por hora.
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