Para evitar que una persona enterrada viva por error se quedara atrapada en el ataud se ataría un hilo a la muñeca del "difunto" mientras que al final de este hilo se encontraría una campanilla que alertaría a los vigilantes del cementerio. A pesar que ciertas patentes del siglo XIX hacen referencia a este artilugio, hoy en día se considera que el origen más probable de la expresión "salvados por la campana" los combates de boxeo.

Vía:
El desván