jueves, 10 de diciembre de 2009

El futbolín fue inventado durante la Guerra Civil por Alejandro Finisterre en un sanatorio que acogía a niños mutilados.

Dado que no podían jugar al fútbol podrían jugar a su variante de mesa. En circunstancias normales, con un invento así se habría hecho de oro. Pero no durante la durísima posguerra franquista. No tuvo oportunidad de reclamar su patente. Se trataba de un rojo, de un vencido. Ya en el exilio, Finisterre pudo haber hecho un gran negocio en EE UU; pero se negó cuando supo que, para ello, tenía que llegar a acuerdos con la Mafia.