Un superconductor permite el flujo de una corriente sin resistencia eléctrica. Sin embargo, a pesar de su resistencia cero para transportar una determinada corriente se requiere un diámetro de cable mínimo.
Simplificando, si se sobrepasa esta corriente límite la falta de electrones provoca una especie de turbulencia que hace que una pequeña zona del superconductor deje de funcionar como tal, produciendo un poco de calor, lo que a su vez produce una reacción en casacada que puede producir una explosión.
Esto fue precisamente, lo que ocurrió en el LHC en septiembre del año pasado.