Si miramos al espacio exterior los diamantes tampoco son raros. El astrónomo Travis Metcalfe del Centro de Astrofísica de Harvard descubrió en 2004 una estrella muerta de 4 mil kilómetros de diámetro transformada en diamante al comprimirse después de perder su energía, convirtiéndose en un enorme diamante de 1034 kilates en la constelación de Centauro, a 50 años luz de la Tierra.
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