Mientras que el primero impide limita el número máximo de divisiones de una célula, el segundo mata células dañadas que puedan resultar peligrosas para el organismo.
El cultivo celular proveniente de un tumor de Henrietta Lacks, se ha transformado en la primera cepa inmortal conocida, ya que no presenta un proceso de senescencia celular que limite el número de divisiones. Hoy en día los tejidos de Henrietta Lacks se encuentran en prácticamente todos los laboratorios del mundo.
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