Se consideraba sospechoso de poseer propiedades afrodisiacas y de estar relacionado con el diablo. Tanto es así que en 1644 el rey prohibió su venta en todo el reino español, después de declarar:
“Espectáculo bochornoso de ociosidad que se da al ver a todas horas al pueblo tomar chocolate en las calles y en las plazas”.
Sin embargo el chocolate, en barra o en bebida, mezclado con vainilla, leche y/o azúcar sobrevivió, y con la subida de los Borbones al poder esta prohibición sería anulada y el chocolate volvió a llenar las bodegas de los galeones españoles procedentes de América.
Otros países seguirían el ejemplo de España más adelante. Por ejemplo, en Prusia Federico El Grande lo prohibiría en 1747 después de que su antecesor aplicara un impuesto a quien lo bebiera en su reino.
Fuentes: 1, 2