La
vejiga natatoria es un saco de pared membranosa que se desarrolla a partir del tubo digestivo. En ella se acumula cierta cantidad de gases (oxígeno y nitrógeno) que compensan la tendencia a hundirse como si de un chaleco hidrostático se tratara.

Los
tiburones, sin embargo, almacenan en su hígado grandes cantidades de
aceites que son más ligeros que el agua y que por tanto le ayudan a flotar, pudiendo suponer hasta el 25% de su peso.

El hecho de tener un esqueleto formado por cartílagos (más ligeros que los huesos) también aumentan su flotabilidad. Aun así, tienen que
nadar constantemente para no hundirse.
Fuentes:
1,
2