La piel denticulada de los tiburones puede ser tan áspera como una lija, y en algunas sociedades se usaba para tal fin. Esto se debe a los dentículos dérmicos, estructuras similares a dientes que se encuentran en la superficie corporal de muchos insectos y peces cartilaginosos.
Los dentículos dérmicos cuentan con coronas cubiertas por un esmalte compuesto por un mineral duro y cristalino llamado apatita, inserto en una proteína suave (colágeno) y fijados en la piel por bases de dentina. Cada dentículo dérmico tiene una placa basal en forma de disco en la dermis y una cúspide que se proyecta hacia fuera a través de la epidermis. Lo mejor es verlos:
Presentan una gran variedad de formas dependiendo de la especie y de la parte del cuerpo en que se encuentren. En el caso de los tiburones se encuentran dispuestos de la cabeza hacia la cola, por eso la textura rasposa sólo se siente cuando se desliza la mano en dirección opuesta (de la cola a la cabeza).
Los dentículos dérmicos son simples en aspecto pero están construidos con avanzados principios de ingeniería. Su microestructura les confiere una firmeza tal que se puede comparar con la resistencia del acero. Además crean diminutos vórtices que reducen la resistencia del agua para hacer más eficiente la natación. También permiten a los tiburones nadar prácticamente en silencio para no ser detectados por sus presas o por otros depredadores y los protegen contra depredadores incluyendo el ataque de otros tiburones y parásitos minúsculos de la piel.
Fuentes: 1, 2