La 23ª unidad de las Fuerzas Especiales, popularmente llamado Ejército Fantasma, fue creada en 1944. Su labor consistía en hacer creer a los nazis que tenían más tropas y material, y, sobre todo, distraer al ejército alemán para que el verdadero ejército pudiese avanzar sin contratiempos.
Reproducían fielmente todas las unidades militares (hinchables) con sus sonidos característicos y sus misiones eran secretas (al Pentágono le costó más de 50 años reconocer la existencia de esta unidad). Todos los miembros de la unidad tenía una insignia del ejército fantasma, que oficialmente no podía usar, con las leyendas en latín “vamos a simular lo que no existe“, y “lo que es real se debe camuflar“.
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