miércoles, 26 de enero de 2011

Papisa Juana. La leyenda sobre la existencia de un papa mujer, quien más tarde llevó el nombre de Johanna (Juana), apareció por primera vez a mediados del siglo XII.

La leyenda cuenta como Juana, nacida en 822 en Ingelheim am Rhein, cerca de Maguncia, era hija de un monje. Juana tuvo así la oportunidad de comenzar sus estudios. Sin embargo las mujeres de la época tenían vedado el acceso al mundo religioso, el único en el que se podía seguir estudiando. Por eso, Juana optó por cambiarse de nombre a Johannes Anglicus (Juan el Inglés). Bajo esta identidad falsa Juana acabaría con un puesto docente en Roma. Allí, en julio de 855, Juana acabó siendo elegida como sucesora del difunto papa. Su nombre pasó a ser entonces Benedicto III o Juan VIII. Cuando se descubrio el engaño se nombró un nuevo Papa, Benedicto III. Además, se le puso a éste como fecha de su nombramiento el año 855, y así se borró de un plumazo la existencia de Juana en el Papado. Años después, hubo otro Papa Juan, pero no se denominó Juan IX, sino Juan VIII.

Papisa Juana

Sin embargo, no existen documentos históricos que avalen esta leyenda hasta el siglo XII, cuando el cronista dominico Jean de Mailly documentó la leyenda. Sin embargo, en este punto aún no se le pone nombre a la papisa, y muchos de los detalles de la historia se irán incorporando en versiones posteriores. Desde el siglo XV múltiples historiadores negaron la veracidad de esta leyenda.

Fuentes: 1, 2