En el pasado, sólo se podía elegir entre las piezas ya capturadas por tu rival. Si un peón llegaba a la última fila y tu rival todavía no te había capturado ninguna pieza, el peón se quedaba esperando. Esta situación puede llevar a situaciones interesantes, como por ejemplo, dejarse comer una pieza para cambiarla por el peón coronada. Es decir, cambiarla de lugar a propósito.
Un ejemplo de las variaciones sobre la coronación de los peones se encuentra en las reglas de la la federación británica de ajedrez (que se aplicaban también en otro territorios como Canadá) de mediados del siglo XIX. La imprecisa regla nº 13 establecía que:
"Cuando un peón alcanza la octava fila, el jugador tiene la opción de elegir una pieza, haya sido esta previamente capturada o no, cuyo nombre y poderes asumirá, o decidir si el peón permanecerá como peón".
Tratando de unificar las leyes a nivel mundial, en el Congreso de 1862 se decidió que el peón no podría quedarse como peón.
Actualmente, el peón se puede cambiar por cualquier pieza haya sido ésta capturada o no, por lo que se puede jugar con dos damas.
Y como curiosidad la siguiente situación:
En este problema de fantasía, las blancas consiguen dar jaque mate en un movimiento. ¿Cuál es?
Pista: estaba vigente la histórica regla nº 13.
Ver solución...
La regla nº 13 era muy ambigua. De hecho, si se observa su redacción uno se da cuenta de que el peón se puede cambiar por una ficha del adversario... que, aunque puede parecer absurdo nos da la solución en este caso: Coronar el peón y cambiarlo por el caballo negro. De esta forma, se evita una situación de tablas por ahogamiento del rey. Además, la pieza elegida para que juegue el oponente debe ser un caballo, por que es la única con la que se evita que coma alguna pieza blanca.
Fuente: 1
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