El Bosco pintó El Jardín de las Delicias a principios del siglo XVI, y aún constituye una de sus obras más enigmáticas. La obra está dividida en tres paneles independientes: el izquierdo representa al paraíso, el panel central, el más conocido, representa al mundo y sus placeres, mientras que el panel derecho hace referencia al infierno.
El panel central, es el más insólito, mide 220×125 cm, representando un enorme jardín, lleno de hombres y mujeres desnudos entregados a diversos juegos amorosos. Se representa el Jardín de la Delicias, un mundo lleno de placeres donde el pecado de la lujuria lo inunda todo.
En una época donde el sexo se relegaba al mero acto de procrear, el cuadro muestra a hombres y mujeres con todo tipo de prácticas sexuales: heterosexuales, homosexuales, onanistas… los hombres practican el sexo con animales, con plantas, entre ellos…
En las dos esquinas inferiores del jardín hay dos escenas que aportan claves para la comprensión del panel. Por una parte, mientras muchos de los personajes del cuadro miran hacia el centro, el grupo de la parte inferior izquierda se abre y mira a la escena de Adán y Eva en el panel del paraíso. Así se resalta la importancia del engaño de Eva, que ha llevado a la situación que observamos en el mundo.
Por otro lado, en la parte inferior derecha, Adán y Eva son testigos desde la entrada de una cueva de todo lo que sucede en el mundo por su causa. Además, Adán, mirando al espectador, señala con un dedo acusador a Eva, haciéndola responsable de todo.
Ver en alta resolución: Museo del Prado
Saber más: 1, 2