Antes del terremoto que destruyó por completo la ciudad, Pompeya era un enclave de gran auge comercial.
Y es que, aunque las excavaciones arqueológicas de Pompeya se encuentren hoy en día a varios kilómetros de la costa, originariamente esta ciudad estaba situada al borde del mar. Así, por ejemplo, la Puerta Marina, la principal entrada a los restos arqueológicos en la actualidad, disponía de un embarcadero, como bien indica su nombre.
De esta forma, gran parte de las mercancías destinadas a Roma llegaban por mar a Pompeya, favoreciendo el crecimiento y riqueza de la ciudad. Curiosamente, esto no sucedía solamente con Pompeya. Los restos arqueológicos de Herculano se encuentran también a varios kilómetros del mar, y disponen de un embardadero destinado al comercio de mercancías.
Pompeya encontraría su trágico destino con la gran erupción del año 79 d.C. Ésta, junto con otras erupciones y terremotos posteriores producidos por el Vesubio, acabarían alejando la costa de la ciudad.
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