La crisis de finales del siglo XIX
A finales del siglo XIX las jornadas laborales eran de entre 12 y 14 horas diarias 6 días a la semana. La legislación estadounidense establecía un límite máximo a las jornadas de 18 horas "salvo caso de necesidad".Sin embargo, los empleados del gobierno y de empresas privadas que trabajaran para el gobierno tenían una jornada laboral de tan solo 8 horas. Esto, junto con la crisis económica de las décadas de 1870 y 1880 sirvió como detonante para una serie de protestas.
La reforma laboral de 1886
En este contexto histórico, los sindicatos se reunieron en Chicago en noviembre de 1884 y decidieron que a partir del 1 de mayo de 1886 los trabajadores tendrían una jornada de 8 horas.La razón para escoger el 1 de mayo es que en esta época este día se conocía como el "moving day" (día de mudanza), ya que en ella se renovaban la mayor parte de los contratos laborales. El lema para ese primer 1º de mayo era
"8 horas de trabajo,
8 de descanso,
8 de ocio".
Muchas empresas acataron las nuevas jornadas de 8 horas. Pero otras muchas no aceptaron la propuesta sindical, por lo que el primero de mayo de 1886 se declararon más de 5.000 huelgas a lo largo de todo el país.
Incidentes de Chicago
Aunque muchas de estas huelgas consiguieron su objetivo, en Chicago se produjeron una serie de incidentes que acabarían con varios manifestantes y policías muertos. En lugar de perseguir a los autores de los altercados, el gobierno responsabilizó de los hechos a los dirigentes sindicales y políticos. En 1887 fueron ahorcados 4 de ellos, 1 se había suicidado el día de antes, 2 fueron condenados a cadena perpetua y el último a 15 años de trabajos forzados.En 1889 se declararía el primero de mayo como día internacional del trabajo en homenaje a los "martires de Chicago". De hecho, cinco años después de la condena a los dirigentes sindicales, se acabaría por revisar el caso, determinándose su inocencia.
Fuentes: 1, 2