Para convencerlos, se contaba la historia de que existía en América un paraíso de gran riqueza llamado Jauja, donde de los árboles afloraban buñuelos y por los ríos discurría rica leche o miel. Más tarde Lope de Rueda plasmaría en su libro de 1565 “La tierra de Jauja”:
"Pagan a los hombres por dormir, fustigan a los hombres que insisten en trabajar, los árboles son de tocino y sus hojas de pan fino. Las calles están adoquinadas con yemas de huevo y lonjas de tocino, asadas y fritas."
La leyenda traspasó fronteras y Jauja ya aparecía en poemas franceses o en la narración inglesa “The land of Cockaygne”:
"Un sitio con ríos de aceite, leche, miel o vino; con gansos que planean ya asados; con monjes y monjas enfrascados en bailes y un emplazamiento donde todos los alimentos están “a pedir de boca”.
Jauja está en Perú, en la provincia de Junín y fue descubierta en el viaje de Francisco Pizarro.
Esta área posee unos hermosos paisajes y una gran pureza de aire. Por otra parte, poseía una gran riqueza en oro y tierras fértiles. Sin embargo, la leyenda se abultó de tal manera, que pasó a ser considerada el paraíso... hasta que la expresión "esto es jauja" pasó a ser utilizada para indicar una gran abundancia, prosperidad, riqueza y en general todo lo que se obtiene sin esfuerzo.
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