Entonces el fluido (junto con la tubería) se comporta como un material ligeramente elástico que genera una onda de presión en dirección contraria a la dirección original de movimiento: el golpe de ariete. Esta onda puede presentar diversas reflexiones y amplificaciones que la dotan de una gran fuerza, siendo una de las mayores causas de averías en tuberías e instalaciones hidráulicas. Algunos de sus efectos pueden ser espectaculares:
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