La democracia participativa auténtica hace hincapié en la importancia de dar voz a los ciudadanos que suelen ver como sus opiniones y anhelos no son atendidos por los mecanismos tradicionales de la democracia representativa.
La principal ventaja de este sistema es la transparencia, ya que evita la influencia de intereses particulares. En la democracia representativa, el ciudadano pierde todo su poder al día siguiente de las elecciones y no lo vuelve a recuperar hasta cuatro años más tarde. Sin embargo, la democracia participativa le da la oportunidad a la población a actuar para que los políticos no tomen decisiones en contra de la opinión ciudadana.
Este proceso de transformación ya está funcionando en muchas sociedades democráticas y consiste en:
- La promoción de mecanismos prácticos de participación.
- Medios transparentes de información e investigación.
- Enseñanza desde la escuela en las técnicas de participación.
- Un programa político que establezca sus metas para generar una energía social de participación en las comunidades orientada a la vida y decisiones del barrio, del municipio, de la provincia y de la nación, con el consecuente resultado de concertación, tolerancia y colaboración que necesariamente desemboque en una evidente mejora de vida.