Así, los médicos mandaban a sus pacientes a teatros de comedia y los actores se convirtieron en terapeutas. Entre ellos, el actor David Garrick, estaba tan extraordinariamente dotado para la comedia, que con él nadie podía dejar de reírse. Sin saberlo, estaba creando la risoterapia.
Viendo a Garrik -actor de la Inglaterra-
el pueblo al aplaudirlo le decía:
"Eres el más gracioso de la Tierra,
y más feliz..." y el cómico reía.
[...]
Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
sufro -le dijo-, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.
Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte;
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única pasión la de la muerte.
[...]
Me deja -agrega el médico- perplejo
vuestro mal, y no debe acobardaros;
tomad hoy por receta este consejo
"Sólo viendo a Garrik podréis curaros".
- ¿A Garrik?
- ¡Sí, a Garrik...! La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquel que lo ve muere de risa;
¡Tiene una gracia artística asombrosa!
- ¿Y a mí me hará reír?
- ¡Ah! sí, os lo juro;
Él sí; nada más él; más... ¿qué os inquieta?
-Así -dijo el enfermo-, no me curo:
¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.
[...]
Reír llorando, Juan de Dios Peza
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Bonus: La risoterapia en el siglo XIX. Grupo UPV: