lunes, 4 de junio de 2012

La tulipomanía o crisis del tulipán llevó a Holanda a la quiebra en 1637. Hoy se considera como un ejemplo perfecto de burbuja especulativa.

Los tulipanes llegaron a los Países Bajos en el siglo XVII procedentes de Turquía; ahí ganaron popularidad hasta convertirse en un símbolo nacional. Las tierras arenosas de Holanda eran propicias para el cultivo de esta bulbosa.

La crisis del tulipan

La aparición de tulipanes multicolor únicos, coloración debida a la infección por un virus que se transmitía por los pulgones, hizo que su precio aumentase paulatinamente. Pronto los tulipanes se convirtieron en signo de ostentación y comenzaron a venderse casas y campos a cambio de un solo bulbo, parecía que la subida de precio de estas flores no tenía límite y la inversión era segura.

El tulipán comenzó a cotizar en bolsa y se generó un mercado de futuros en el que se comerciaba con bulbos antes de que existiesen. La locura alrededor del mercado de tulipanes alcanzó su máximo el 5 de febrero de 1637, día que se hizo la última gran venta: 99 tulipanes de gran rareza por 90.000 florines (unos 15.000 euros actuales).

Burbuja del tulipan: crisis

Al día siguiente medio kilo de tulipanes se pusieron a la venta con un precio de partida de 1.250 florines y nadie pujó por ellos. Los precios comenzaron a caer en picado y la economía holandesa quebró al no poder hacerse frente a las deudas comprometidas para comprar tulipanes y el pánico generalizado.

Hoy en día esta crisis se estudia como un perfecto ejemplo de burbuja especulativa.

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