lunes, 18 de octubre de 2010

Anatomía del salto de la pulga: La proteína conocida como resilina es la que permite a las pulgas saltar hasta una altura de 200 veces su tamaño.

Los saltos de las pulgas no son propulsados directamente por los músculos, si no por la rápida expansión de una proteína altamente elástica, la resilina. Esta proteína es capaz de almacenar una gran cantidad de energía muy superior a la de cualquier tejido muscular, que puede ser liberada repentinamente con una eficiencia del 97% (sólo se pierde en torno a un 3% en forma de calor).

Almohadilla de resilina en una pulga

Para saltar, la pulga se "acuclilla" comprimiendo las bandas de resilina que posee en la base de sus patas traseras. Este proceso se puede realizar gracias a varios mecanismos de enganche que permiten mantener la enorme presión bajo control. Cuando se liberan estos enganches la resilina se expande rápidamente transfiriendo la energía a las patas, lo que resulta en una aceleración de 200 g que puede catapultar a algunas especies a 30 cm en tan sólo 0,02 segundos. En cuanto aterriza, la pulga se comienza a preparar para un nuevo salto. Para que nos hagamos una idea, la pulga de la rata oriental puede realizar unos 600 saltos por hora durante 72 horas sin necesidad de descansar.

Salto pulga

La resilina está presente en muchos otros artrópodos, siendo también la responsable del "chicharrear" de la cigarra o de que las moscas y mosquitos puedan batir sus alas hasta 200 veces por segundo. Actualmente ya se está investigando la utilización de esta proteína y sus extraordinarias propiedades elásticas en diversas aplicaciones como material deportivo (calzado por ejemplo) o en aplicaciones médicas (reparación de las arterias, sustitución de discos intervertebrales).

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