Las agallas o abogallas son estructuras de tejido vegetal inducidas por ciertas clases de insectos, artrópodos, hongos... Se forman como respuesta de la planta a la presencia del parásito y pueden adquirir formas muy variadas. Un ejmeplo muy común en España son las agallas del roble o encina, denominadas también gallaritas o gallarutos, que tienen una forma esférica coronada por una serie de salientes puntiagudos.
Agallas del roble o encina
Estas agallas son creadas por una especie de avispas (himenópteros cinípidos) que ponen sus huevos en las hojas de roble. Cuando los huevos entran en contacto con los tejidos producen rotura de paredes celulares de las células vegetales, debido a las sustancias químicas segregadas por el mismo. Así, las células cercanas a la larva sufren el proceso de hipertrofia e hiperplasia, consecuencia de las cuales se forman alrededor de la cavidad larval varias capas de tejido: una de tejido nutritivo y un estuche lignificado, que constituyen la “agalla interna” y una corteza que envuelve la agalla interna y constituye la “agalla externa”. A continuación una sección de una agalla de roble en la que se puede ver la avispa a punto de salir:Curiosamente, el ciclo de vida de las avispas que producen las agallas de roble está íntimamente ligado a sus anfitriones. Cada año se producen dos generaciones diferenciadas: una con machos y hembras, que puede surgir de agallas producidas en primavera en las yemas de las partes aéreas de los robles y otra exclusivamente de hembras que se reproducen de forma asexual, y que surgen de agallas subterráneas en las raíces de los robles, lo que las protegería de las condiciones invernales.
Una agalla da lugar a un complejo ecosistema, así, en la agalla, además del verdadero inquilino (la especie inductora de la agalla), podemos encontrar otra especie que habita en la agalla para alimentarse del inquilino, o sucesores que encuentran la agalla abandonada por el inquilino original y la utilizan de refugio o fuente de alimentación.
Significado evolutivo de las agallas
Hoy en día no existe una teoría aceptada sobre la evolución de las agallas. Para la mayor parte de la comunidad científica, las agallas solo favorecen al inductor, que las moldearía para obtener alimento y cierta protección. Otros autores indican que la formación de agallas favorecería tanto al inductor como a la planta, minimizándose el daño para la planta y maximizándose el rendimiento nutritivo para el parásito del árbol.Saber más: 1, 2, 3