
Esta proteína se encontró en material extraído de unas 10.000 medusas recuperadas de la costa del estado de Washington, y posteriormente el gen que la codifica fue aislado y clonado.

Hoy en día es una herramienta indispensable para la biología molecular y la medicina. La GFP permite seguir el movimiento de otras proteínas o determinar patrones de interacción proteína-proteína, entre otras aplicaciones. Además, se han creado diversos organismos capaces de expresar la GFP.
En 2008 Martin Chalfie, Osamu Shimomura y Roger Y. Tsien recibieron el Premio Nobel de Química por el descubrimiento y desarrollo de esta proteína
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